En nuestra vida como jóvenes, nos enfrentamos diariamente a tentaciones, en las que en teoría sabemos que no debemos caer, sin embargo, en la práctica luchamos constantemente e incluso llegamos a debilitarnos y caer en el pecado.
El pecado es estar alejado completamente de Dios, y las consecuencias de esta lejanía se reflejan en actos que no agradan ni glorifican a Dios.
¿QUÉ DEBO HACER?
Ante esto, lo primero y más importante es que nuestra relación con el Señor Jesucristo sea fortalecida, no hay nadie más que Él para ayudarnos a vencer esas tentaciones que día a día se vuelven más fuertes; para fortalecer esta relación debemos congregarnos en la iglesia, buscar alguien espiritualmente maduro que nos pueda orientar, orar, leer la Biblia que es Su Palabra, pues en ella encontraremos la respuesta y la salida a todo tipo de tentación que nos lleve a pecar.
Por otro lado, debemos meditar en lo que hacemos cuando nos encontramos cara a cara con la tentación, si talvez lo que hacemos o pensamos nos lleva a caer en ella, hay que comenzar a corregir y cambiar el rumbo.
Corramos lejos de la tentación y corramos rápido a los brazos de papá Dios, Él está esperando por ti y anhela amarte y tener una relación contigo.
APLICACIÓN TEOTERÁPICA
Volvamos nuestro corazón a Dios, para que ninguna tentación pueda vencernos, sino que estemos firmes en Su presencia, pues Cristo ya obtuvo la victoria sobre el pecado, y por Su sangre somos perdonados.
Permitamos que el Señor guie nuestras decisiones, palabras, pensamientos y acciones.
Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! (2 Corintios 5:17) NVI.