Conectadas A La Fuente Que Da Vida

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Será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo y su hoja no se marchita; En todo lo que hace, prospera. Salmo 1.3

Así  como un árbol junto al río, se nutre del agua que absorbe para su crecimiento, lo mismo ocurre con la mujer que se alimenta de la Palabra de Dios, crece en su vida espiritual y da frutos para el Señor.

La razón por la que los árboles se ven llenos de vida es sencilla: tienen acceso al agua que no cae sobre las áridas tierras a su alrededor. El agua, para estos árboles, es fuente de vida.

El salmista nos compara como hijas de Dios bienaventuradas a un árbol plantado junto a corrientes de agua. Las raíces de estos árboles se extienden hacia el río donde encuentran cuantiosa provisión del agua que necesitan para crecer hacia la plenitud de su estatura. Es el lugar más propicio para que crezcan sanos y vigorosos.

La mujer bienaventurada tiene las raíces de su vida firmemente arraigadas en la palabra de Dios, la cual alimenta su espíritu y dirige sus pasos. El resultado es una vida que no se marchita, ni siquiera bajo el sol abrasador del verano.

¿Cuál es la diferencia de un árbol que plantado al lado de un río y otro que no?

 

Un árbol plantado cerca de un río es grande, frondoso y tiene muchos frutos. Un árbol plantado en tierra seca es débil, pequeño y no da buenos frutos.

 

En nuestra vida somos como árboles.  Dependiendo de dónde tomamos nuestros nutrientes, nuestra vida puede ser de mucha bendición o de mucha perdición.

 

¿Cuál es nuestro “río”?

 

Demos gracias a Dios que nos permite conocer la verdad transformadora, por que su deseo para nosotras es que tengamos una vida fuerte, saludable, capaz de dar buenos frutos que glorifiquen tu nombre y es atraves de poner en práctica tu palabra disponiéndonos a ser plantadas junto a corrientes de agua viva TU PALABRA.