La Mujer Y Su Dependencia De Dios

Como hijas de Dios, debemos aprender a vivir por encima de las circunstancias que nos rodean sean favorables o no. Y es que Dios en su palabra no nos ha prometido una vida fácil y cómoda, pero sí ha prometido darnos la victoria, por ello es importante una dependencia de aquel que siempre nos la dará.

La dependencia de Dios es una decisión de nuestro corazón, que nos lleva a poner los ojos en Jesús, a pesar de cualquier circunstancia o situación; lo que significa descansar, estar tranquilas y depender de su acción en favor nuestro. Hebreos 12:2, Romanos 8:28.

Hay dos aspectos a considerar en nuestra dependencia de Dios:

La aceptación de las circunstancias.

Las situaciones de conflicto y/o dificultad que no quisiéramos vivir tienen un propósito específico y un tiempo determinado, y es que estas circunstancias nos quieren enseñar a depender del único que siempre tiene la respuesta: nuestro Padre Dios. Sólo bajo el amor de Dios podremos superar toda crisis, pues Él es poderoso para sustentarnos.

Como dice Deuteronomio 8:2, Dios permite muchas cosas en nuestras vidas para:

• Probarnos el corazón.
• Volvernos a su Palabra,
• Activar nuestra oración,
• Llevarnos a la comunión y
• Formar nuestro carácter.

La paciencia y la esperanza.

La paciencia es esa capacidad de perseverar sin desesperarnos frente a las situaciones difíciles, es, además, la evidencia de que estamos llenas y controladas por el Espíritu Santo; pues en nuestras propias fuerzas la paciencia nos puede durar por muy poco tiempo; por lo cual podemos alimentar la esperanza en que de parte de Dios siempre vendrá lo mejor conforme a sus riquezas en gloria.

Filipenses 4:19, Romanos 5:3-5.

 

APLICACIÓN TEOTERÁPICA

Cuando ponemos nuestra mirada en Dios, nuestra mente y nuestro corazón serán guardados de la angustia y la desesperación.

No esperemos sólo que las dificultades desaparezcan; dispongámonos mejor a encontrar los propósitos de Dios en ellas, pues al final obtendremos el fruto de una siembra paciente y perseverante en oración.